A principios del siglo XX, los movimientos a favor de la eugenesia y la
eutanasia, en los países anglosajones y escandinavos estaban dirigidos
por ricos muy blancos y rubios, que no querían irlandeses, ni polacos,
ni italianos católicos en sus cercanías.
En ocasiones, los velos que ocultan la realidad se caen o se levantan por un momento y se puede contemplar el monstruo entero.
Siempre ha habido una tendencia de elitistas y oligarcas que
considera que hay demasiada gente que le estropea los vuelos en avión
(así se lo leí al novelista y activista gay Gore Vidal en una entrevista
en El País), el disfrute de los bosques y las playas y que le empuja en
las calles. Seguramente esos mismos elitistas y oligarcas temen que las
masas sudorosas y desharrapadas tomen sus palacios y por eso promueven
doctrinas malthusianas, de eliminación de seres humanos.
En el siglo XX, tanto el comunismo como el nacionalsocialismo, y por
supuesto movimiento políticos honrados partían de que era necesario el
crecimiento demográfico para disponer de más trabajadores, de más
consumidores, de más técnicos, de más gestores... Sin embargo, en los
años 60, cuando la humanidad estaba en el punto culminante de la mayor
fase de prosperidad jamás alcanzada, comenzaron a escucharse los gritos
de los partidarios del crecimiento cero y de la bomba de población.
Ahora los más ricos (Rockfeller, Gates, Turner, Soros...) siguen
promoviendo la reducción de la natalidad y manteniendo a un profeta
fracasado como Paul Ehrlich en el circuito de los premios y las
conferencias. ¿Es causal que esos ricos se pronuncien a favor de la
eliminación de seres humanos cuando necesitan más compradores para sus
productos? El neomalthusianismo es una ideología que como tal anula el
raciocinio en sus víctimas. Lo malo es que perjudica a quienes no hemos
caído en sus redes.
Hace unos días, un activista gay, Dan Savage, también abortista, se pronunció a favor del aborto obligatorio.
En un programa de la televisión australiana, una persona del público
preguntó al escritor y comentarista Dan Savage: ¿Cuál de las
consideradas peligrosas ideas crees que tendría un gran potencial para
cambiar el mundo a mejor si fuera implementada? El conocido
representante del lobby gay en el país respondía de forma rotunda: «El
control de la población. ¡Hay demasiadas personas en el planeta!».
«Usted sabe que yo estoy a favor del aborto. Creo que las mujeres
deberían tener el derecho de controlar sus cuerpos. Pero a veces, en mis
momentos más oscuros, soy antielección. Creo que el aborto debería ser
obligatorio durante aproximadamente 30 años. Esa es una idea peligrosa.
Ella me pedía una idea peligrosa. Ahora arrójeme una silla»,
Creo que no me equivocaré si aventuro que Savage es también
partidario de la eutanasia, que ya va camino de ser obligatoria en
algunos países.
Todo el paquete anti-humano del aborto, el matrimonio homosexual y la
eutanasia bajo su guía: el control y reducción de la población.
No deja de ser paradójico y representativo de la decadencia
intelectual de la izquierda que ésta predique tanto el aborto como la
eutanasia, dos mecanismos de los adinerados para mantener su estatus.
Para redimir a los pobres, se promueve una ideología elaborada por ricos
ateos y racistas.
Porque a principios del siglo XX, los movimientos a favor de la
eugenesia y la eutanasia, en los países anglosajones y escandinavos
estaban dirigidos por ricos muy blancos y rubios, que no querían
irlandeses, ni polacos, ni italianos católicos en sus cercanías.
No ha habido en la historia NINGUNA época de crecimiento económico en un país o una región que no fuese precedida o acompañada de crecimiento demográfico. Es decir, cuanto más se reduzca la población en Europa y en España (o en Galicia, Vascongadas, Asturias...) más difícil será salir de la crisis.
Pedro Fernández Barbadillo, (@pfbarbadillo)
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